Ley de Gasto Social y sus Implicaciones Económicas
El gobierno con
argumentos emocionales que nunca dijeron por qué el aumento del bono era
necesario o quien determinó el incremento de 20 dólares y se enfocaron en
explicar cómo los banqueros hace doce años se habían beneficiado de la crisis
bancaria y cómo ser banquero era negativo. Nadie que no fuera la banca, y uno
que otro empresario o académico se opuso, ¿quién lo haría ante el poético argumento
de “antes sociabilizaron las perdidas,
ahora vamos a sociabilizar las ganancias”?
Sin embargo,
existen algunos aspectos importantes que debemos discutir, que han pasado
desadvertidos o simplemente se perdieron entre los comunicados de los bancos,
las vallas de desprestigio, la revelación de sueldos, las cuñas televisivas de “saber es poder” y demás sin sentidos:
i) La banca es, desde el punto de vista del
gobierno, diferente de todas las demás industrias. La ley de Régimen
Tributario Interno (LORTI) faculta a las empresas que reinvirtieran sus
utilidades y se capitalizaran (léase, se fortalecieran) a reducir su impuesto a
la renta (IR) 10 puntos. La nueva ley elimina la posibilidad que los bancos lo
hagan, y con eso un importante incentivo a la reinversión se elimina.
El gobierno, que conoce
que la capitalización es unos de los pilares fundamentales de la fortaleza
financiera de un banco, les quitó la posibilidad de reducir su carga tributaria
pero no les quitó la obligación de hacerlo ya que los niveles de capitalización
son regulados por la Superintendencia de Bancos (SBS). Por tanto, podemos
asumir que los bancos no se descapitalizarán.
ii) En el ya criticado anticipo al impuesto a
la renta se incluyen ahora los activos monetarios. Este anticipo es
criticado, porque presupone un pago por “rentas” que no se ha percibido. Los activos monetarios en un banco mediano
superan los 300 millones lo que aumenta el anticipo en alrededor de USD 1.2 millones.
Por su naturaleza
de anticipo los bancos eventualmente usarán este dinero como forma de pago o
recibirán notas de crédito, sin embargo, la pérdida de liquidez y flexibilidad
podrían ser costosas tanto para los bancos como para la economía en general.
iii) Crea un nuevo impuesto que azotará a la industria.
Los bancos pagarán el 3% de sus ingresos gravables. Este es un juego de mañas,
lleno de falacias, y de una retórica sucia. El Impuesto a la Renta (IR)
actualmente se paga sobre la diferencia entre los ingresos y los gastos y el
pago de la participación a trabajadores; crear un impuesto sobre los ingresos gravados podría representar
una duplicación o triplicación del actual 22% del impuesto a la renta. Un
incremento de esta magnitud podría acabar con una industria. Hagamos un ejemplo
tomando el balance del Banco del Pichincha de noviembre del 2012.
El banco generó
ingresos por USD 900 millones y tuvo gastos por USD 820 millones. De esta
diferencia, USD 80 millones, pagamos el 15% de los trabajadores, lo que deja al
Pichincha con USD 68 millones de utilidad. A partir de esto pagará un IR de
casi USD 15 millones.
Ahora añadimos el
nuevo impuesto del 3% de los ingresos, o sea USD 27 millones más. El banco tenía
68 millones, paga en total 42 millones (15+27), lo que representa una carga
fiscal del 61%. Ese 3% de impuestos sobre los ingresos gravables se traduce en triplicar el IR.
¿Puede una
industria soportar un impuesto a la renta de cerca del 60%? ¿Puede soportarlo
sin que le dieran sino algunos meses para ajustarse? Cuando los analistas económicos
hablan de reglas del juego cambiantes se refieren exactamente a este tipo de situaciones.[i]
iii) Triplica el impuesto a la tenencia de
activos financieros en el exterior. Los bancos pagaban 0.084% mensual por
su posición en el exterior y ahora pagarán 0.25% mensual. Parecieran cifras
pequeñas pero el volumen de dinero que maneja un banco en el exterior superan
los cientos de millones de dólares. El gobierno argumentó visceralmente que los
banqueros no creen en su país, y por tanto tenían el dinero afuera. Parece un
argumento extraño considerando que él mismo no pretende vivir en Ecuador y su
círculo cercano también compra casas en el exterior, sin embargo, lo importante
aquí es que existen razones técnicas para mantener el dinero afuera.
Por un lado, y
con poca importancia está la seguridad. Los bancos argumentaron que si algo
pasara en el país (implícitamente criticando al gobierno) el dinero de los
depositantes estaría en mejor recaudo en el exterior. Sin embargo, este
argumento es básicamente una falacia, el sistema financiero ecuatoriano se
enfrenta a menos desafíos y riesgos que muchos en el exterior.
El argumento válido
es la reciprocidad. La banca, como cualquier otro negocio se construye en la
confianza. Y esta no es la confianza que pregona el Vaticano sino la posición cruzada, i.e. cuánto dinero
tienes tu conmigo para que yo pueda confiar en ti (si las cosas salen mal, me
quedo tu dinero). ¿Cómo beneficia esto al Ecuador? El comercio internacional se
canaliza en gran parte a través del sistema financiero. Los exportadores e
importadores realizan sus transferencias a través del sistema financiero
nacional que a su vez contacta a un banco en el exterior para viabilizar los
pagos.
Aumentando el
impuesto de activos, los bancos nacionales reducirán sus posiciones en el
exterior a los mínimos indispensables y provocará que los bancos
internacionales no quieran asumir riesgos con bancos nacionales que no son más
sus clientes.
Este impuesto en
particular podría ser altamente perjudicial para el comercio internacional.
Consideremos ejemplos de aterrizados y reales. Digamos que el Produbanco tiene una
cuenta con el BNP Paribas (un banco Francés) para viabilizar las exportaciones de
flores de un empresario lojano a Francia. Ahora con el impuesto, Produbanco
podría decidir cerrar esa cuenta, y BNP no trabajará más con ellos. Produbanco
no podrá ofrecer servicios ágiles cuando un cliente quiera importar o exportar
a Francia, ahora tendrá que usar un tercer banco garantizando su pago, y los
costos de comercio internacional se incrementarán.
En una situación
extrema, los bancos se especializarán por país. Si quieres comerciar con
Francia vamos al Banco del Pacífico, si quieres comerciar con Holanda vamos al
Banco del Pichincha. Esta situación entorpecería muchos años de avance en la
dinámica del comercio internacional. Y debo ser enérgico en esto, el afectado es
el banco, pero también lo es la economía en su conjunto.
De aquí se
desprende un corolario interesante. Triplicar un impuesto resulta un bastante
inusual y representa claramente una carga fiscal prohibitiva y naturalmente el gobierno
no busca recaudar más dinero de los bancos (al menos con este impuesto en
particular), sino un equilibrio dinámico: que los bancos eludiendo pagar este
impuesto reduzcan sus tenencias en el exterior y traigan el dinero al Ecuador.
Y así, el
argumento nacionalista y populista habrá triunfado. Pero la realidad no es tan
sencilla, a mediados de este año el gobierno reguló las tarjetas de crédito
ante el temor que las personas se sobre endeudaran.
Pero las reguló a
un nivel individual. Con este exceso de liquidez los bancos buscarán colocar el
dinero primero en las inversiones más productivas y seguras y luego también lo
colocarán en sus líneas de negocios más rentables: crédito de consumo. Los tarjetahabientes no podrán tener una
tarjeta de USD 5 mil, pero seguramente podrán tener 10 de USD 500.
El gobierno
podría estar creando justamente la situación que quería evitar. Y puede que
incluso la haya exacerbado al eliminar los burós de créditos. No solo que habrá
un exceso de dinero, sino que la información sobre la calidad crediticia de las
personas podría no ser confiable.
iv) Sigilo Bancario y la seguridad. El gobierno hace bien, tiene buenas
intenciones, pero los hechos y los resultados le suelen jugar en contra con
sospechosamente demasiada frecuencia. Antes la información se canalizaba a
través de la superintendencia de bancos, ahora se le permitirá al SRI tener
acceso a las bases de datos de la banca.
En un mundo
ideal, como el que imagina el gobierno, donde las leyes se cumplen y nadie es
“sabido” la implementación de esta medida solo traerá beneficios. Así, el SRI
podrá identificar a todos los que lavan dinero (movimiento muy inusuales y de
altas sumas), los que evaden impuestos (mucho dinero y no pagan impuestos), etc.
etc. etc.
Y en el mundo
real, también podrán identificar a quién hacerle secuestro exprés, a quién pueden
extorsionar, quien puede pagar rescates cuantiosos, etc. etc. etc. Sin embargo, este tipo de ligerezas en la
redacción de la ley no afectan a todos en la misma medida; a algún pillo se le
saldrá la situación de control y alguien morirá, se empezará una investigación burocrática
que determinará que algún funcionario del SRI vende esta información. Lo
castigarán con “todo” el rigor de la ley y si tiene mala suerte terminará
desempleado. Felicidades, lograron cumplir la ley. Nadie devolverá a la
familia, ese padre, esa madre, ese hijo o esa hija, destruyeron una familia.
Todo porque al gobierno nadie lo detiene, porque quiere tener sus manos metidas
en todo.
v) Los servicios financieros desde ahora cobran
IVA y con esto el
gobierno reescribió la teoría económica. Creó un impuesto indirecto que lo paga
la empresa y, según su persistente versión, no puede ser traspasado al
consumidor final. O, ¿si pueden?
Las tarifas de servicios
financieros son reguladas por la Superintendencia, así que los bancos no podrán
subir la tarifa a cobrar. No pueden subir la tarifa, tampoco pueden bajar la
calidad de servicio, porque hacerlo realmente no es una estrategia de negocio inteligente
y más importante aún, porque no comprarán cajeros automáticos con pantallas
borrosas o software de mala calidad. Lo único significativo que va a cambiar es
el margen de utilidad (si aún queda).
El sistema
bancario está atado de manos, no puede hacer nada en el corto plazo, la
capacidad instalada, los cajeros instalados, los software desarrollados ya son
costos hundidos cuyo costo marginal de funcionar correctamente son los centavos
de electricidad que usan.
Los bancos lo seguirán
haciendo: seguirán proveyendo los servicios, seguirán instalando cajeros automáticos,
seguirán procesando las transferencias, los pagos de servicios, seguirá renovando
tarjetas de crédito, seguirá firmando los cheques de gerencia, etc. Lo único
que le queda a esta industria es aguantar, defendiéndose con cartitas que
siembran incertidumbre que no tiene lugar, soportar con resignación los ataques
dirigidos desde el gobierno.
Esta ley es un
azote a la liquidez del sistema financiero y lo es también a la perspectiva de
otras industrias. El único mal que la banca ha hecho es ser rentable, ser líquida,
que Guillermo Lasso se candidatizara, y gozar de poca popularidad (La banca y
los banqueros a nivel mundial gozan de una consistentemente mala imagen). Hay otras
industrias que cumplen todas esas características pero no han tenido un
candidato presidencial. Veremos qué pasa si la minería, los hidrocarburos, las
telecomunicaciones se meten en la arena política.
Fuentes:
Código Tributario, Decreto Ejecutivo 1564, Ley Orgánica de Rgimen Tributario Interno, Ley Reformatoria a la Ley de Régimen Tributario Interno y a la Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria del Ecuador, Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria del Ecuador, Ley General para Instituciones del Sistema Financiero, Reglamento para la Aplicación de la Ley de Régimen Tributario Interno.
[i] Debemos reconocer que los cálculos
replicados aquí son bastantes sencillos y existe normativas complejas
involucradas, este ejemplo explica el posible alcance nocivo para la industria
que este impuesto representa.
Comentarios
1) Tu argumento es ingenioso (que la ausencia implícita de estos impuesto se orientaba a salvaguardar la banca el año de crisis) sin embargo no explica porque estos impuestos no existían antes. Por otro lado, fíjate que estamos reconociendo que había algo que "salvaguardar". El gobierno se esforzó diciendo que nosotros nunca sufrimos con la crisis. Una sencilla serie de tiempo de exportaciones ecuatorianas prueba lo contrario.
2) La transmisión de una crisis financieras no se da por temas impositivos, sino por niveles de integración de sistemas financieros. Si el objetivo es proteger la banca (o el dinero de los depositantes), más sentido hace restingir posiciones en el exterior (tal como se hace ahora con el coeficiente de liquidez doméstico y las Reservas Mínimas de Liquidez) que reducir los impuestos.
3) Debo reconocerte que el párrafo "La banca es, desde el punto de vista del gobierno, diferente de todas las demás industrias" da a entender que estoy en contra de un tratamiento diferenciado para la banca. Sin embargo, mi crítica únicamente es a la posibilidad de reducir su carga tributaria (que es un beneficio para todas las empresas) en el IR, pero me hallo convencido que la regulación por parte de la SBS es necesaria. Así como las industrias extractivas, telecomunicaciones, turismos, tienen su propia regulación especial.
5) Me alarma tu frase al final. Tener negocios próspero generan crecimiento para la economía y los impuestos progresivos generan equidad vertical. Pero no puedo dejar de notar que estos nuevos impuestos surgieron sin previo debate ni consensos, se anunciaron y se aprobaron semanas antes de su implementación, con un claro agravante: tiempo de elecciones. Así que la critica no es al fondo (mayor recaudación, proyecto sociales) sino a las formas.
6) Parte del objetivo de Ecuador Económica es generar debate y pensamiento crítico. Mi artículo identifica fallas por parte de la banca así como del gobierno.
7) Si bien, como administrador de esta página he considerado mejor y que favorece el debate permitir la publicación de comentarios sin un filtro previo, e incluso desde el anonimato (veo que lo has usado), la forma como expresas tu punto de vista está bastante fuera de tono y desdice de tu educación, de tu noción de respeto y tolerancia.
De cualquier forma, me llevo de tu comentarios las cosas valiosas. Saludos.