Una reflexión sobre la función legislativa
En el articulo “Una avalancha de consultas se le viene a los asambleístas” de Diario El Universo (16/05/10) donde se propone un nuevo procedimiento, si se quiere, para la aprobación de la ley en el pleno, se lee sutilmente varias invitaciones para la reflexión. Este escrito reune algunas de las mías. La nueva propuesta es que las leyes antes de ser debatidas (y aprobadas) en el pleno de la asamblea, se las someta a una consulta popular. Antes, una ley sería elaborada por una comisión de la asamblea o enviada por el ejecutivo, (ii) se discutiría en el pleno y terminaría por ser aceptada [1] . Ahora, corríjanme si me equivoco, pero este nuevo procedimiento tiene una implicación muy fuerte por detrás: Al menos un criterio para la aprobación de una ley es su popularidad. Y digo “popularidad” antes que “aceptación” o “rechazo” porque una consulta popular mide la aceptación o rechazo de los GRUPOS DE INTERES de la ley, de ninguna manera los transportistas o aduaneros podrán entender la mag